La metodología Mínimo SEO Viable es lo único que tu sitio necesita antes de soñar con rankear

Antes de pensar en contenidos, backlinks o snippets dorados, tu sitio debería poder… respirar. El problema es que muchos quieren correr una maratón SEO sin haberse puesto los tenis. Bienvenido al Mínimo SEO Viable, la metodología que te obliga a dejar de vender humo y empezar por el principio: que Google no te ignore. Porque si tu sitio no puede ser rastreado, indexado ni posicionado, no necesitas una estrategia SEO: necesitas una intervención urgente.

¿Qué es la metodología Mínimo SEO Viable?

La metodología Mínimo SEO Viable es un enfoque estructurado que define los 18 criterios esenciales que todo sitio web debe cumplir para poder ser rastreado, indexado y posicionado correctamente en buscadores. Divide estos requisitos en tres fases clave: Crawling, Indexing y Ranking, asignando un nivel de impacto y seguimiento visual para priorizar acciones según su efecto en el posicionamiento. No es solo una checklist bonita. Es la base mínima para que cualquier estrategia SEO tenga sentido.

metodología mínimo seo viable

¿Y cuántos sitios cumplen realmente con el Mínimo SEO Viable?

Menos del 10%

Según datos de Ahrefs:

  • Solo el 33% de los sitios pasan los Core Web Vitals.
  • El 95% tiene problemas con redirecciones.
  • Más del 80% no usa atributos alt en imágenes.
  • Y el 88% comete errores críticos en títulos, metaetiquetas o canonical.

📚 Fuente: Ahrefs SEO Statistics

Cuando pones todo esto junto —robots.txt mal configurado, sitemaps muertos, páginas huérfanas, estructuras rotas— la conclusión es brutal: la mayoría de los sitios web no están ni cerca de ser técnicamente viables.

Y por eso existe esta metodología. Para que antes de pensar en “estrategia”, te asegures de tener un sitio que al menos merezca existir para Google.

Con todo esto en mente, la pregunta no es “¿cómo rankear mejor?”, sino mucho más básica:
¿Tu sitio siquiera está en condiciones de rankear?

Para responderla, la metodología Mínimo SEO Viable descompone el problema en tres fases esenciales. La primera, y donde suelen empezar los pecados SEO más graves, es el rastreo:

1. Rastreo: el derecho a ser encontrado (o la fase del pecado original)

Rastrear es el equivalente a que Google toque la puerta de tu sitio. Pero si no hay timbre, o peor, si hay un cartel que dice “no molestar” (hola, robots.txt mal configurado), no hay visita. Y si no hay visita, no hay indexación. Y si no hay indexación, puedes ir apagando el servidor.

En esta fase se resuelven cosas tan básicas como que el sitemap funcione y esté actualizado (no, el de 2018 no cuenta), que las URLs no terminen en 404 y que las redirecciones 301 no formen una telenovela de bucles infinitos. La paginación mal hecha, por su parte, convierte tu blog en una especie de agujero negro donde el bot entra, pero no sale.

Y luego están las páginas huérfanas. Aquellas que viven aisladas, sin enlaces internos, esperando que algún día alguien las descubra como si fueran ruinas mayas. y bueno… Google no es Indiana Jones.

Se llama la heurística de disponibilidad. Si no ves errores en Search Console, crees que no existen. Pero no ver problemas no significa que no estén devorando tu rastreo.

Si esta fase falla, nada más importa. Literal.

2. Indexación: que te lean ya es otro milagro

Pasamos a la siguiente fase, donde el contenido que ha sido rastreado debe convencer a Google de que vale la pena indexarlo. Suena lógico, pero muchos sitios fallan justo aquí. Y no, no es culpa del algoritmo: es culpa de la pereza.

Tienes contenido duplicado, sin canonicales. Meta titles genéricos tipo “Inicio” en todas las secciones. Meta descriptions que parecen redactadas por el departamento de frases motivacionales. Y por si fuera poco, usas el mismo H1 en todas las páginas. Felicidades: eres invisible y inútil..

Imágenes sin atributos alt, pesadas como el ego de algunos SEOs, ralentizan la carga y sabotean tu indexación. Los datos estructurados, por su parte, brillan por su ausencia. Y claro, luego preguntas por qué no apareces en los rich snippets.

Aquí entra el sesgo de confirmación. Como ya publicaste tu página, asumes que Google la indexó y la ama. Pero no. Google no es tu fan, es tu evaluador.

Si esta fase falla, todo lo demás es contenido invisible con aspiraciones frustradas.

3. Posicionamiento: cuando por fin puedes soñar con la gloria

Solo cuando tu sitio respira (crawling) y tiene pulso (indexación), puedes aspirar al milagro del posicionamiento. Pero cuidado: aquí también abundan los pecados.

No tienes optimizadas las Core Web Vitals. Tu versión móvil es tan usable como un Excel en un Nokia 1100. Tus URLs parecen códigos de videojuegos. Tus Open Graph están en blanco, así que en redes sociales te ves como la pantalla azul de Windows.

Tus enlaces internos, un desastre. Tus contenidos más importantes están escondidos como si fueran contraseñas. La jerarquía de encabezados está tan desordenada que parece diseñada por un algoritmo con insomnio.

Y no hablemos de tus keywords: ni las analizaste, ni ajustaste titles o descriptions. Solo publicaste y rezaste. Más que estrategia, eso es fe.

Eso es la ilusión de control: crees que por tener buen contenido ya deberías estar en el top 3. Pero la calidad sin estructura es como un Ferrari sin gasolina.

Si esta fase falla, ni el mejor contenido te salvará del olvido.

¿Por qué esto es “mínimo” y no “opcional”?

Llamarlo “mínimo” no es una estrategia de marketing. Es una declaración de guerra contra la improvisación. El Mínimo SEO Viable es la base de cualquier estrategia seria. Si tu sitio no cumple estos 18 criterios, hablar de SEO es una pérdida de tiempo.

No necesitas mil herramientas. Solo necesitas claridad. Saber qué revisar, qué impacta más, qué está roto. Por eso esta metodología no solo clasifica acciones: les da un peso, te muestra el progreso y te dice cuáles priorizar.

El SEO no empieza con contenido. Empieza con estructura. Lo demás es decoración.

¿Cómo aplicar esta metodología sin vender tu alma?

criterios del mínimo seo viable impact score

Con el Mínimo SEO Viable puedes:

  • Marcar qué está hecho y qué no.
  • Priorizar según impacto real (de 1 a 10).
  • Visualizar tu avance con gráficos.
  • Detectar errores críticos antes de invertir en contenido o enlaces.
  • Alinear equipo técnico, contenidos y estrategia en el mismo tablero.
impacto de seo en los criterios msv

Y lo mejor: es adaptable a cualquier nicho. Porque si hay algo que el SEO necesita menos, es complejidad innecesaria.

¿Cómo medimos el éxito del Mínimo SEO Viable?

Para quienes necesitan nombres de tres letras para justificar una estrategia, aquí va la traducción ejecutiva del MSV en OKR, KPI y entregables.

  • OKR: Cumplir con el 100% de los 18 criterios definidos por la metodología. No menos. No más. Solo lo esencial.
  • KPI: Cada uno de esos criterios es una métrica medible. Si está o no está. Sin zonas grises.
  • Entregable: El MSV Impact Score, una visualización que te dice en qué estás fallando, qué impacto tiene, y qué debes corregir primero. Si no puedes mostrar tu progreso, no estás haciendo SEO, estás jugando a Jumanji.

¿Quieres dejar de adivinar y empezar a optimizar?

Si todo esto te suena a lógica, pero te falta método, te invito a convertirte en practicante oficial del Mínimo SEO Viable con el curso que armé en carne propia (y mucho café):

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Y si además quieres llevar tu estrategia a otro nivel —donde la experiencia del usuario y la conversión se funden con el SEO—, pásate por la estrategia SXO que aplicamos en OCTOPUS:

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Porque esto no se trata de “hacer SEO”, se trata de hacerlo bien. Y eso empieza por no saltarse lo mínimo.