Cuando escribí El arte de no decir SEO haciendo SEO pensé que ya habíamos tocado fondo. Creí ingenuamente que AEO (Answer Engine Optimization) sería la última criatura del seoológico. Pero no: el hambre de acrónimos en esta industria no tiene saciedad. GEO, LLMO, ASO, y el que alguien inventará mañana en un post de LinkedIn a las 7:43 a.m. con un café en mano.
Ya no se trata de hacer SEO. Se trata de rebautizarlo hasta que parezca algo completamente nuevo. Como si cambiarle el nombre al pan lo convirtiera en otra cosa que no fuera pan. Hidrato de conversión, le llamarían. Y más de uno pagaría más caro por la misma baguette.
La fiebre de las siglas
El SEO vive en una adolescencia perpetua: cambia de look cada seis meses, se pinta el pelo de colores y anuncia que ahora sí “es distinto”. Pero al final siempre vuelve a casa con el mismo apellido: SEO.
Lo curioso es cómo funciona nuestro cerebro: nos encanta lo nuevo. Es el sesgo de novedad en acción. Preferimos darle clic a una sigla recién inventada que aceptar que las bases siguen siendo las mismas de siempre. Y en ese clic se sostiene buena parte del marketing de esta industria: vender aire fresco en una botella con otra etiqueta.
La falsa dicotomía
La narrativa es siempre la misma: SEO ya no sirve, ahora lo que necesitas es insertar sigla aquí. Como si AEO, GEO o cualquier otra letra tuviera vida propia, independiente del SEO. La realidad es menos sexy:
- Si tu sitio no es accesible técnicamente (SEO técnico), los motores de IA ni siquiera lo ven.
- Si no tienes contenido sólido (SEO editorial), no tienen nada que citar.
- Si no eres referencia (SEO de popularidad), tu nombre nunca aparecerá en un corpus de entrenamiento ni en un resumen generativo.
AEO no es un reemplazo, es un sombrero. GEO tampoco es un traje nuevo, es la misma ropa con un logo bordado. La IA no inventa autoridad: usa la que ya existe. Y eso, mal que les pese a los gurús de siglas, se llama SEO.
SEO vs AEO/GEO/LLMO
(mismo trabajo, distinto contexto de visibilidad)
Pilar SEO | En SEO | En AEO/GEO/LLMO |
---|---|---|
SEO Técnico | Asegurar rastreo, indexación, ranking, velocidad y accesibilidad para buscadores (Google, Bing). | Exactamente lo mismo: si tu web no es accesible, los motores de IA tampoco pueden leerte ni citarte. |
SEO Editorial | Contenido sólido, útil y optimizado para responder intenciones de búsqueda. | Lo mismo, pero con un énfasis en bloques citables: Q&A, frases claras, datos estructurados (schema). |
SEO de Popularidad | Backlinks, menciones de marca, autoridad para escalar en rankings. | Idéntico: sin autoridad ni popularidad no entras en el corpus de confianza que alimenta a los LLMs. |
Medición | KPIs clásicos: tráfico orgánico, ranking, CTR. | KPIs adicionales: citaciones en AI Overviews, share of search, visibilidad en motores generativos. |
La única diferencia real entre el SEO y AEO/GEO/LLMO está en la medición.
- En SEO medimos lo de siempre: ranking, tráfico orgánico, CTR, conversiones.
- En AEO/GEO/LLMO no hay un “nuevo SEO”, sino nuevas formas de visibilidad: aparecer citado en un AI Overview, ser referencia en Perplexity (sabiendo que manipulan los resultados), que tu marca aparezca en ChatGPT.
La ejecución (técnico, editorial, popularidad) no cambia. Lo que cambia es cómo interpretamos el resultado: ya no solo clics y posiciones, sino también citaciones, share of Search y visibilidad en motores generativos.
En fin: AEO/GEO/LLMO no son nuevas disciplinas, son nuevos KPIs.

La industria del rebautizo
Aquí está la parte divertida: el SEO es víctima de su propio marketing. Cambiarle el nombre al SEO es como reempaquetar cereal viejo en una caja con glitter. El contenido es el mismo, pero ahora cuesta el doble y tiene un hashtag.
Al final, lo que vende no es el método, sino el disfraz. Y cada disfraz tiene un ciclo de vida corto, porque lo nuevo deja de serlo rápido. Lo que queda es la confusión: clientes perdidos entre tantas iniciales, agencias celebrando su propia creatividad léxica, y un LinkedIn lleno de gurús bautizando su “nuevo enfoque” como si hubieran descubierto la penicilina.
Lo que realmente importa
Mientras tanto, la IA avanza. Y lo hace con la indiferencia de quien no necesita nuestras etiquetas. Los motores de respuesta no leen pitches en LinkedIn ni se emocionan con neologismos. Se alimentan de lo básico: páginas rastreables, contenido útil y señales de confianza. La IA no se deja seducir por acrónimos, solo por autoridad real. ¿Qué significa eso? Que lo único que importa es estar en ese corpus.
¿Cómo se hace? Con lo de siempre: rastreo, indexación, contenido sólido, popularidad comprobable. Es decir, con SEO. El resto son juegos de marketing. GEO, AEO, LLMO… son nombres distintos para un mismo requisito: si no eres visible, relevante y citado en la web abierta, no existes en los motores de IA.
Así que no, no necesitas aprender otro acrónimo. Necesitas entender lo mismo de siempre: ser accesible, tener algo que decir, y ser reconocido como alguien a quien vale la pena citar.
La próxima vez que veas brillar un nuevo término en LinkedIn, no te preocupes. Dale un par de meses. Al final, lo atraparán todos, como pokémon, y terminará guardado en la misma pokébola donde vive desde siempre: el SEO.