Quitar la paginación de un sitio web es como volver a la democracia

Todo empezó con una conversación que tuve con un pulpo.
Hablábamos (como solemos hacer) de arquitectura de información, de jerarquías innecesarias y de cómo la navegación en la web todavía arrastra más burocracia que una oficina de gobierno en viernes por la tarde.

Fue ahí cuando surgió la idea: ¿y si quitar la paginación no fuera solo una mejora de experiencia, sino un acto radicalmente democrático?

En el universo digital, donde la arquitectura de la información moldea el comportamiento de los usuarios, algunas decisiones (aparentemente menores) esconden implicaciones profundas. Una de ellas: la paginación.

¿Y si te dijera que eliminarla no es solo una mejora de experiencia, sino un acto radicalmente democrático?

Romper con jerarquías artificiales

La paginación impone una jerarquía silenciosa: lo que aparece en la primera página parece más relevante, más importante, más digno de atención. Lo que queda enterrado en la página 7, no tanto. Pero esa diferencia no responde al valor del contenido, sino al lugar que ocupa en una estructura impuesta.

Eliminar la paginación (y apostar por scroll infinito o carga progresiva) es romper con esa jerarquía. Es devolverle a cada elemento su derecho a ser visto sin tener que ganarse su lugar en una lista. Todos los datos valen lo mismo. No hay páginas VIP.

Un sitio con paginación pide un acto de fe. “¿Quieres saber más? Haz clic en la página 2.” El usuario debe demostrar su interés. Debe “votar” por seguir explorando.

Una web sin paginación, en cambio, fluye como una conversación abierta. No impone cortes, no condiciona el acceso. Y en eso se parece mucho a una democracia sana: garantiza la continuidad del diálogo, no lo fracciona.

Transparencia y participación

Cuando el contenido está fragmentado en páginas, se vuelve más difícil ver el panorama completo. Se pierde el contexto, se invisibiliza lo que queda al fondo.

Una estructura sin paginación no es necesariamente más caótica, pero sí más transparente. No impone filtros invisibles ni segmentaciones arbitrarias. Permite que el usuario explore a su ritmo, con más control y menos fricción.

Claro: no todos los sitios pueden o deben aplicar scroll infinito. Pero eso no justifica mantener estructuras que penalizan lo que no está arriba. Hay decisiones técnicas que también son decisiones ideológicas.

La experiencia del usuario como derecho

Defender la experiencia del usuario es también defender su libertad. Su tiempo, su atención, su forma de desplazarse por el contenido.

Quitar la paginación no es solo un cambio técnico: es una toma de postura. Es creer que la web puede ser menos vertical, menos arbitraria, más justa.

Una web donde nadie se queda fuera por estar en la página equivocada.

Una web, en fin, un poco más democrática.