Los directorios web, esos colosos de los años 90, fueron pioneros en la organización de la información en la incipiente Internet. Yahoo!, nacido en 1994 de la mente de dos visionarios de Stanford, David Filo y Jerry Yang, se erigió como el líder indiscutible. Paralelamente, el Open Directory, conocido como Dmoz y gestionado por una comunidad de voluntarios, se destacó por su alcance global y su relevancia, tanto que incluso Google lo utilizó en sus primeros días.
En el ámbito de habla hispana, directorios como Ozú y Terra desempeñaron un papel similar, facilitando el acceso a la información de manera organizada. Sin embargo, estos gigantes, que en su momento fueron esenciales para navegar el vasto océano de información, han quedado obsoletos. Ahora reposan en el cementerio digital, junto a otros grandes del “search”, recordándonos la fugacidad y evolución constante de la tecnología. Su legado, aunque invisible en la actualidad, fue fundamental para construir los cimientos del internet moderno que hoy conocemos.