¡Bam! El título de putaclick como pocas veces has visto en tu vida, que ni los mejores youtubers habrían estrenado. Bueno, trato de hacerte cambiar el chip, vamos a ir más allá. Hoy parto de una premisa sencilla: el algoritmo de Google no existe. La matriz inicial es inexistente. Todo es colaboración colectiva y autoalimentación, una especie de teoría de las cuerdas / el multiverso de criterios, desde 1998.
Eso sí que es una locura. Vamos, te voy a llevar.
La base
El 18 de septiembre de 2014, se publicó un artículo inofensivo que apenas dio la vuelta de la esquina en el microcosmo del SEO. Los alemanes -que nunca son tacaños con la ocupación (ajá, ya tienes una buena referencia)- simplemente piden a Google que revele completamente su algoritmo para, y cito, “la plena y completa igualdad de los actores en el mercado digital“.
Está claro que en el estado mayor de Google no hicieron un post en el difunto Google+ con toda la fórmula mágica. En el pasado, el gigante norteamericano no accedió a regalar su fórmula mágica por dos razones:
- El algoritmo es un secreto comercial. Revelarlo daría ventaja a la competencia.
- Revelar el algoritmo sería una clara invitación a todos los spammers del mundo, lo que provocaría una web de mucha menor calidad.
Aunque el artículo sólo tuvo un eco muy moderado en los países hispano hablantes, movió algunas líneas en el norte de Tijuana.
Para los SEO de estos países, se enfrentaban dos visiones:
- Google es un monopolio. Internet será más justo si se divulga todo
- Google no debe compartir nada. Lo mismo ocurre con Coca Cola, que nunca ha revelado su receta.
Primera pregunta fundamental: ¿Será Internet más justo si se divulga el algoritmo?
No. Siempre habrá 10 resultados en la primera página, gracias, buenas noches.
Segunda pregunta fundamental: ¿Existe realmente un algoritmo que determine el Alfa y el Omega del SEO
Mi teoría: No.
En la encrucijada de los criterios
Volvamos un poco atrás.
Quiero llamar tu atención sobre la necesidad de pensar las cosas desde la realidad y no dejarse llevar por teorizaciones y planteamientos abstractos: El 10 de enero de 1997, en Francia, la famosa revista “Le Monde” publicó su primer artículo sobre “Los adolescentes en la red del Internet”, mientras tanto, Lawrence Page, un joven estudiante de la Universidad de Stanford, publicó su primera patente con estos 3 diagramas.
Partimos de la base de Tim Berners-Lee (conocido por ser el padre de los 3W y del hipertexto), y luego desarrollamos lo que Lawrence Page llamará :
” Un método implementado por computadora para calificar una pluralidad de documentos vinculados “
Y la famosa fórmula:
¿Y entonces?
Pues yo creo que la matriz inicial es sólo esta patente, y que desde el inicio de las 10 primeras páginas indexadas en Google, todo ha sido una colaboración colectiva, y que somos nosotros, los SEOs los que creamos las condiciones de indexación, posicionamiento y penalización. No hay una transcendencia del SEO, ni un Gran Espíritu que gestiona, ni un gran algoritmo regulador.
Este agnosticismo del algoritmo nos sumerge en una inmensa y casi infinita malla de páginas web que se envían señales y criterios entre sí, y que sólo se destacan porque una se “auto-criteriza” en relación con la otra, la más cercana temáticamente en otro sitio, por ejemplo.
Creo que se trata de aprender -no del algoritmo- desde la base de los primeros sitios posicionados en Google hace 24 años, y que en definitiva, esta matriz básica nunca ha cambiado y determina y determinará el SEO por siglos y siglos: Amén.
Voilà. ¿Empezamos el debate?
(Postdata: Ninguna sustancia ilícita fue consumida durante la redacción de este artículo).