En Mountain View se abre una vacante con más misterio que una serie de Netflix: Google busca reemplazo para Danny Sullivan, el actual Search Liaison. El título del puesto promete continuidad, pero la descripción revela otra cosa: no se trata de encontrar al próximo “Danny”, sino de diseñar un rol distinto. La frase clave de la oferta es casi un eslogan corporativo: “You will define the Search story in the AI era”.
Lo que antes era un puente con la comunidad SEO, ahora apunta a convertirse en un puesto diplomático, con menos sudor en X (Twitter, para los nostálgicos) y más reuniones con medios y líderes de opinión. Traducido: la narrativa oficial de Google ya no se gritará en 280 caracteres, se filtrará con guantes blancos a través de terceros.

El fin de la era del portavoz cercano
Danny Sullivan encarnó —con sus virtudes y tropiezos— a un portavoz que bajaba al barro. Respondía a quejas, explicaba actualizaciones y, en ocasiones, ponía paños fríos en guerras digitales. Pero esa etapa parece agotada. Google no quiere un “comunicador directo”, quiere un “curador del relato”.
El efecto avestruz viene pintado aquí: mejor esconder la cabeza en la arena que entrar en discusiones abiertas con SEOs enfurecidos. ¿Cayó tu tráfico con el último core update? Mala suerte, habla con la prensa especializada que repita el mensaje pulido de Google.
Un rol más político que técnico
La descripción del puesto lo deja claro: el futuro “liaison” no se dedicará a evangelizar sobre metatags ni a dar tips de indexación. Su misión es moldear la narrativa de la búsqueda en plena era IA. Esto implica menos contacto directo con la comunidad y más control sobre cómo se cuenta la historia en foros de poder.
Es, en esencia, un rol de relaciones públicas con un barniz técnico, diseñado para influir en líderes de opinión que luego trasladarán el mensaje al público. El SEO se queda con las migajas de esa comunicación, filtrada y reinterpretada.
Lo que esto significa para la comunidad SEO
Durante años, la figura de Sullivan funcionó como válvula de escape. No siempre resolvía, pero al menos estaba ahí. Con su salida, Google manda un mensaje: no necesita hablarle a cada SEO de forma directa; le basta con definir un relato global que otros amplifiquen.
El sesgo de confirmación entrará en acción: muchos medios repetirán el discurso de Google porque encaja con sus intereses o con la narrativa que ya sostienen. Y así, lo que se pierda en transparencia, se ganará en control.
El puesto no es simbólico: Google ofrece entre 165 000 y 245 000 dólares anuales, más bonos y equity. Una cifra que lo sitúa en la franja de salarios senior en Silicon Valley. Y, sin embargo, cuando miramos lo que otras compañías de IA están dispuestas a pagar por un rol similar, la diferencia habla por sí sola… pero esa es otra historia que contaré muy pronto.
La gran incógnita
La pregunta que queda en el aire es: ¿quién aceptará ese papel? ¿Un perfil técnico con capacidad de seducir a la prensa? ¿Un periodista con suficiente credibilidad para hablar de SEO sin sonar impostado? Sea quien sea, no será “el nuevo Danny Sullivan”, porque Google ya no quiere otro Danny Sullivan. Quiere algo distinto: un embajador que defina la historia de la búsqueda sin entrar al ring.


